Hanói. (Agencia Atlas/Reuters) - Un policía vietnamita ordena parar al conductor de un autobús en un control de tráfico. En un primer momento, se detiene pero, de repente, vuelve a arrancar.
El policía tiene que agarrarse al limpiaparabrisas para no ser arrollado y no dejar que escape. Recorre más de un kilómetro jugándose la vida. Finalmente, el vehículo se detiene y consiguen arrestar al conductor, que pasará tres años en la carcel por desobediencia a la autoridad.
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La Vanguardia 13/04/2012
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